miércoles, 15 de diciembre de 2010

Animales

Yo estoy conduciendo negro sobre negro. Conseguí mi licencia por enchufe. Conseguí esta sensación en mis venas cuando intento que me atropelle el tren contra el que he estado compitiendo.

Pediré cortésmente si el diablo necesita un paseo, porque el ángel de mi derecha está colgando de una soga esta noche. Estoy conduciendo más allá de tu casa mientras que corres furtivamente hacia fuera. Conseguí que la puerta del coche se abriera justo cuando te tenía en frente, te llevé por delante, moriste en el instante.

Tu madre no sabe que faltas. Ella piensa que podrá ver las partes de ti que ha estado besando.

No, nunca vamos a parar, no está mal ni bien lo que hacemos. Apenas actuamos como los animales que somos. No importa a donde vayamos. Todos saben la causa de estos acontecimientos. Tan solo somos un par de animales.

Venido un bebé, adentro se mete, sin cinturón ni nada, pero se lo pasa tan bien que me da reparo molestarle. En la lejanía se divisa una gran curva, no pasa nada, está todo controlado. Al llegar, el bebé por la ventanilla abierta despedido sale hacia el barranco. Nada se puede hacer ya.

Estás al lado de mi asiento, consigo tener tu mano en mis rodillas. Controlas por como rápidamente vamos, a penas como deseas difícilmente exprimir. Es duro conducir cuando estás respirando en mi oído. Conseguiste poner ambas manos en la rueda mientras los engranajes rechinaban. Ahora, sin ninguna duda tenemos el título del Sur, conjeturo que nadie la enseñó a no hablar con la boca llena.

Se sentía demasiado bien para parar aquel ritual. Una zanja de la nada apareció. No vamos a parar. No está nada mal que tan solo estemos actuando como animales. No, no importa a donde vayamos, la causa lo saben todos, somos justo lo que tenemos que ser, animales.

Nos estamos sentando en la parte posterior, no había nadie conduciendo. Cuando ella susurró, "¿qué fue eso?" El viento, creo que nadie sabe donde estamos, y entonces fue cuando ella empezó a gritar "¡Ese de allí es mi padre!"

Sin escrúpulos y como animales vamos a su busca, dioses se quitan del medio por temor a morir ante los creadores de los humanos, los animales.  Ángeles mueren a nuestro paso al ver tanta violencia contenida saliendo al exterior. Demonios resurgen de entre las tinieblas temiendo ser desbancados de sus legítimos poderes.

Nos acercamos con el "tanque", le tenemos aún más cerca, suena:"Crunch". Paramos y bajamos, un cuerpo inerte se encuentra tendido en el suelo. Ella empieza a gritar: "¡Ese es mi padre!"

La cojo por la cintura, la beso y un pequeño susurro sale de mis cuerdas vocales: "Somos animales, nos comportamos como tales, y no paramos por remordimientos ni pena, seguimos aplastando y devorando"

1 comentario:

  1. Cierto es todo aquello que dices en esta entrada, estoy de acuerdo. Pero, ten en cuenta que yo soy el Tiranosaurius Rex y tu una simple ovejita muajaja.

    PD: buena entrada

    ResponderEliminar