domingo, 14 de noviembre de 2010

Oportunidad

Me veo caminando entre calles, entre calles llenas de violencia, cada unos cuantos metros veo violencia, cada paso me digo que salga de ahí, pero no puedo salir, soy incapaz de ver más allá de lo que estoy viendo, no puedo salir, algo me retiene, algo tan fuerte como la violencia, camino entre calles intentando salir de la cueva de dolor en la que vivo.

Salgo a la calle, veo gente violenta, me adentro en callejones inapreciables, me adentro cada vez más y más, hasta que no veo a salida, sigo caminando, no se a donde me conduce, posiblemente a un mundo violento, pero no siento, algo me lleva, mi instinto posiblemente sea, me adentro, sigo y sigo, no se porque no paro, de repente veo una luz al final de mi camino, alzo la mano, me adentro en la luz, una sensación fría me recorre la espalda, posiblemente un escalofrío sea.

Me adentro en un espacio inmensamente gigantesco de color blanco, veo tres puertas, una blanca, una gris y otra negra. Camino, me lleva mi instinto, le digo a mis piernas que paren, que no sigan, pero no me hacen caso, delante mía se encuentran las tres puertas, no puedo elegir, sigo andando, me paro, por fín, me paro.
Medito cual de las tres puertas escoger, no se cual, pero elijo la blanca, no se porqué.
Ando, cojo el pomo me la gigantesca puerta pero algo me detiene, mis piernas cambian la dirección, me dirijo hacia la puerta negra.
No se que pasa, de repente la abro, entro. Un paisaje desolado se encuentra enfrente mía, una puerta de inmensas dimensiones se levanta ante mí. Me quedo petrificado ante esa preciosa y a la vez aterradora visión. Un pequeño río de agua helada se hace paso entre el hielo y desemboca en la puerta. Al lado, se encuentra una chica con un vestido blanco, tapada con una capucha. Me adentro en el río, el agua está helada, la corriente ma arrastra hacia la puerta, en contra de mi voluntad. Al llegar a la altura de la chica un pequeño trozo de hielo se alza bajo mis pies. La chica me mira, tiene los ojos de color blanco, una cara tan preciosa como un ángel recien caido del cielo, los lavios parcialmente cubiertos de escarcha. Una mano se alza sobre mi hombro, otra me rodea la cintura. Me mira fijamente a los ojos, sus labios se acercan a los mios, noto una brisa de aire gélido, me besa.

                                    - Lo siento.

De repente, unas manos se alzan en lo alto de la puerta y un rostro aparece, un ángel. La puerta se abre, me adentro. Me pregunto porqué me dijo "lo siento". Salgo y lo entiendo todo.

Me veo caminando entre calles, entre calles llenas de violencia, cada unos cuantos metros veo violencia, cada paso me digo que salga de ahí, pero no puedo salir, soy incapaz de ver más allá de lo que estoy viendo, no puedo salir, algo me retiene, algo tan fuerte como la violencia, camino entre calles intentando salir de la cueva de dolor en la que vivo.

Ese callejón por el que me adentré fue el desencadenante, esa puerta negra que abrí fue la entrada, ese beso que me dió fue la razón, ese ángel fue mi advertencia, la puerta fue mi destino, y adonde me llevó fue mi vida.
Mi vida está plagada de violencia, soy un asesino en serie, ahora lo entiendo todo,¿qué hubiera pasado si hubiera elegido otra puerta, otra vida, otro destino? ¿Sería diferente, sería igual que ahora? Nunca lo sabré, me dieron otra oportunidad y fallé.

 

Me adentro en un espacio inmensamente gigantesco de color blanco, veo tres puertas, una blanca, una gris y otra negra..........

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