martes, 24 de mayo de 2011

La Prisión de Cristal

REFLEXIÓN

Astuto, desconcertante, poderoso, destruido, vigoroso, irresistible, enfermo y cansado y en reposo, dominante, invencible, desmayo, pérdida de control, aplastante, insaciable, ineficaz, tengo que dejarlo…

No puedo escaparle. Me deja frágil y gastado. No puedo soportarlo más. Los sentidos están hechos jirones y destrozados.

Una rendición desesperada. La obsesión me pega perdiendo el deseo de vivir, admitiendo una completa derrota.

Descenso fatal. Girando y girando. Me fui demasiado lejos como para dar la vuelta.

Un intento desesperado por detener la progresión en cualquier lugar, dejar esta obsesión.

Arrastrándome a mi prisión de cristal, un lugar que nadie conoce. Mi solitario mundo secreto comienza.

Mucho más a salvo aquí. Un lugar donde puedo ir a olvidarme mis pecados diarios.

La vida acá en mi prisión de cristal. Un lugar que una vez llame hogar cae nuevamente en una dicha nocturna.

Persiguiendo a un amigo perdido hace tiempo. No puedo controlar más, sólo espero que esta desesperanza termine.


RESTAURACIÓN

Corre, rápido, de los restos del pasado. Una destrozada pared de la prisión de cristal detrás de mí. Pelea el pasado, camina a través de las cenizas. Un oasis distante ante mí.

Llora desesperado arrastrándome sobre mis rodillas rogándole a Dios que por favor pare la locura.

Ayúdame, estoy tratando de creer, dejar de regodearme en mi autocompasión.

“Te hemos estado esperando, amigo mío. El cartel ha estado en la pared. Todo lo que se necesita es un poco de fe. Sabes que eres lo mismo que todos nosotros”

Ayúdame. No puedo escaparme solo de esta prisión.
Sálvame. Me estoy ahogando y, por mi cuenta, estoy desesperado.
Cúrame. No puedo restaurar solo mi sanidad.

Entra, desespera. Sin más peleas, ayúdame a restaurar mi sanidad en este templo de esperanza.

Necesito aprender. Enséñame cómo quemar la tristeza. Ayúdame a volver a la humanidad. Estaré sin miedo y concienzudo para entrar a este templo de esperanza.

Creer. Trascender el dolor viviendo la vida. La humildad abrió mis ojos. Esta nueva odisea de honestidad rigurosa.

La serenidad que nunca conocí. El sonido de mi mente me ayudó a encontrar el coraje para cambiar todas las cosas que pueda.

“Nosotros te ayudaremos a realizar este milagro, pero debes liberar tu pasado. Cavaste el hoyo, pero no puedes enterrar tu alma. Abre tu mente y verás”


REVELACIÓN

A la distancia en el camino vi una puerta que traté de abrir. Traté, forzándola con toda mi voluntad y aún así la puerta no se abrió.

Incapaz de confiar en mi fe, me di vuelta y me alejé. Miré a mí alrededor, sentí una brisa en el aire. Tomé mi voluntad y la di vuelta.

La prisión de cristal que alguna vez me contuvo ahora ya no está. Una fortaleza hace tiempo perdida. Armado sólo con la libertad y la llave de mi buena voluntad.

Me pongo de rodillas y rezo “Hágase tu voluntad”. Me di vuelta, vi...

La puerta estaba cerrada, no se abrió, y un frió helado corrió por mi interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario