martes, 7 de junio de 2011

Rodeado

La mañana llega muy rápidamente y la noche acaba demasiado tarde y a veces todo lo que quiero hacer es esperar.

Oculto a la sombra, ha huido de mí el día de hoy. Sé lo fácil que es huir. Veo a través de ello. Pero construiré un refugio en el cielo y aquí, sobre las estrellas, esta noche mentiré. Ella lentamente cosechará la luz, igual, yo despertaré de la más larga noche.

Sueños están sacudiendo sirenas, despertando sus cansados ojos con la luz, todas las memorias rápidamente en su cabeza.

Sobre una vela un espejo de su corazón y su alma. Ella estaba danzando bajo la noche sobre su cabeza, dirigiéndose hacia la ventana. Él arroja el postigo contra la pared, y desde una torre de marfil le escucha decir “Deja que la luz te venza”.

Ha sido un largo, largo tiempo. Que él había pensado en terminar. Al final él únicamente ve el cambio.

Luz a oscuridad. Oscuridad a luz. El cielo debe ser más que eso. Cuando los ángeles despiertan con un beso. Sus sagrados corazones no elegirán el dolor. Pero el mío no volverá nunca a ser el mismo.

Él permanece detrás de la ventana, con su sombra desvaneciéndose lentamente sobre la pared. Y desde una torre de marfil le escucha decir “Deja que la luz te venza”.

En un tiempo estuve muy pero muy convencido. Cuando escuché al manchado vidrio hacerse añicos muy cerca de mí.

Ella susurra palabras para esclarecer mi mente. En otro tiempo podía ver pero ahora soy un ciego.

Sé lo fácil que es huir. Veo a través de ello, pero he obsequiado todo aquello que pude obtener, y ahora únicamente tengo malos hábitos a romper, permaneceré esta noche, todavía, aquí rendido.

En toda la luz.

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